3 sept 2014

Labor pedagógica en el Qhapaq Ñan

Escrito por: Jaime Antonio Cortes  
Pasante Universidad de Nariño 2014

Tomado de Centro de Comunicaciones Universidad de Nariño
La experiencia como pasante y profesor de ciencias sociales desarrollando los talleres de valoración de patrimonio del Qhapaq Ñan ha sido muy satisfactoria,  ya que me he encontrado con grupos de estudiantes que muestran mucho interés por el tema y quieren aprender o conocer más sobre lo que es y representa este sistema vial andino.

Se ha tratado de llevar a cabo una clase muy dinámica con actividades lúdicas como por ejemplo partir de una lluvia de ideas para así saber qué tanto saben los estudiantes, o qué han escuchado acerca del tema en cuestión;  también se han realizado actividades como el Tingo – Tango en la cual se responden preguntas mientras se juegan, o un juego que me invente en el cual se utiliza un mazo de cartas y si el estudiante saca un “as” tiene que contestar una pregunta, si saca una “J” el estudiante escoge a uno de sus compañeros para que conteste la pregunta, esta actividad logró que los estudiantes se divirtieran y quisieran participar, haciendo la clase amena y que el aprendizaje fuera más interiorizado; lo cual demuestra que los estudiantes a través de clases dinámicas en las cuales se implementen pedagogías alternativas, responden más y mejor al tema que se les está enseñando.

En lo personal cuando hice la práctica académica y comencé con la pasantía siempre me había tocado grados inferiores, como sextos o séptimos, hasta el momento en que me tocó enfrentar un curso de chicos mayores, décimo grado, lo cual al principio me hizo pensar que no iba poder manejar la situación y que los chicos no responderían como se esperaba para la clase, ya que solo había diseñado clases para pequeños, sin embargo me sorprendió, aunque al principio estaban un poco desmotivados y no mostraban mucho interés por la clase poco a poco fueron participando y preguntando, lo cual dejo ver que había estudiantes que sabían mucho del Qhapaq Ñan e incluso conocían partes del camino, que para ser franco ni yo conocía. Esa interacción entre el estudiante y el profesor es enriquecedora porque es muy bonito cuando el que tiene algo para enseñar es el estudiante, porque aunque uno sea el docente no quiere decir que uno tenga que saber todo.

Volviendo a la labor pedagógica, para mí ha sido un proceso importante y muy significativo en mi vida porque me he dado cuenta de algo definitivo y es que seguiré en la pedagogía. Me termine enamorando, aún más de esta profesión. Ser maestro es una de las más nobles vocaciones,  las mentes de los estudiantes son su principal material  y requiere de un trabajo enorme. Me di cuenta que educar implica compromiso, responsabilidad, vocación y amor por lo que hacemos, yo creo que la satisfacción más grande que puede tener una persona que se prepara en la docencia, es tener la satisfacción de contribuir en la formación de valores y al incremento del nivel de conocimiento de un grupo de seres que son el futuro del país. 

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